27 de diciembre de 2010

Seminario. Navidad-Mensaje






¡OPERACIÓN RESCATE!

Una página histórica inolvidable

El mundo entero siguió en vivo y en directo durante largas horas el emocionante RESCATE DE LOS MINEROS DE CHILE. Más de mil millones de personas pudieron observar estremecidas cómo salía triunfal y conmovido de la cápsula de salvamento el primero de los treinta y tres hombres que estuvieron por setenta días en la profundidad del abismo.

Unos seres humanos, de valor incalculable pero hundidos en una situación de oscuridad, impotencia y opresión, una esperanza inapagable y activa de parte de ellos y de los suyos, unos hermanos comprometidos hasta las últimas consecuencias en su liberación y una operación rescate perfectamente concebida y ejecutada… ¡qué estupenda parábola viviente de lo que se necesita en todos los órdenes de la vida!


Todo un mundo por rescatar

¿No es esto lo que hay que acometer en todos los terrenos de la agitada y enmarañada vida social moderna?

La familia, la juventud, los valores, la paz, la justicia, la política, la comunidad nacional y la comunidad internacional, el mundo de la educación, la salvaguarda de la ecología, la Iglesia… Todos necesitan un gran rescate. Urgente, valiente, efectivo.



El éxito del plan San Lorenzo, que “devolvió la vida” a aquellos treinta y tres trabajadores de las minas, se debió a la confluencia compacta y a la magnífica “sinergia” de muchos componentes: valor, disciplina y temple de parte de ellos, convicción esperanzada y activa de parte de gobernantes, familiares y técnicos, un plan perfectamente pensado y ejecutado, producto de gran profesionalismo y de alta ingeniería, una comunidad local, nacional y mundial en oración constante, y, sobre todo… ¡la mano de Dios!

Cada uno de nosotros debería sumarse a una “operación rescate” en una de esas minas que tienen sepultados y devorados a miles de seres valiosísimos, pero sin ver quien los libere y salve… Entonces: Lánzate tú con retiros, convivencias y mucha formación y oración a “rescatar” las familias de la plaga del divorcio, de la violencia y de la descomposición que las destruye. Lánzate a “rescatar” el mundo de la juventud, destrozado por el materialismo brutal, por el consumismo y por unos vicios tan destructores como el alcohol, la droga y el libertinaje… Lánzate tú a “rescatar” el mundo de la educación, oscurecido por el caos académico, por el “piratismo” de miles de docentes, por la desidia de los organismos, por la ignorancia y la indolencia de los padres…


Lánzate tú a “rescatar” la fe como misionero, como evangelizador, como catequista, en un mundo de confusión, pecado y desesperanza. Haz de tu vida una gran “operación rescate”.


DE PROFUNDIDADES MÁS OSCURAS NOS RESCATÓ JESÚS


Esto que ocurrió con los mineros de Chile y que debemos acometer unos y otros en todas las áreas de la vida, ¡¡ya lo realizó Dios hace dos mil años!! Sí. Así como suena… Y de manera mucho más grandiosa y definitiva.

· No fueron rescatados treinta y tres hombres, sino el mundo entero, toda la humanidad de ayer, hoy y siempre

· No fuimos sacados de una mina, setecientos metros bajo tierra, sino de un foso peor y de plagas mucho más perversas: de una vida sin Dios y sin Esperanza, del pecado, de la muerte, de la ignorancia, la perversión, el sinsentido, de la animalidad y del infierno

· No se invirtieron millones de dólares en nuestro rescate, sino la vida y la sangre del mismo Hijo de Dios, que para esto se hizo hombre

· No nos rescataron con una cápsula metálica, sino con la Cruz del único hombre que nos ha amado hasta el colmo, Jesús, el Señor

· No nos rescataron para vivir unos cuantos años más y luego morir irremediablemente, sino para alcanzar la vida eterna y la salvación feliz para siempre en unión con todos los que optaron por la misericordia y el amor

· No nos rescataron para dejarnos como antes, sino para transformarnos en ¡hijos de Dios! y hermanos unos a otros

La Navidad es la fiesta de la liberación profunda, del mayor salvamento ocurrido jamás… Los mineros se dejaron rescatar. Lo anhelaban. Pusieron todo lo que estaba de su parte… ¡Y fueron salvados!

Dios Padre nos ofrece con Jesús la verdadera salvación, el rescate de una vida sin norte y sin esperanza, para darnos plenitud y gloria… ¿nos dejaremos rescatar?

“Ustedes saben que fueron rescatados de la vana conducta heredada de sus padres, no con bienes corruptibles, como el oro y la plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, el Cordero sin mancha y sin defecto” 1 Pe 1,18-19

P. Wilfredo León V.
Noviembre, 15 de 2010.-

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