Nuestra Patrona

La Divina Pastora




El 14 de enero se realiza la más grande demostración de fe de los larenses, que se convierte en una de las procesiones más largas y más importantes de las festividades religiosas en la que la imagen de la Divina Pastora, patrona del Estado Lara participa, realizando un recorrido de más de 7 kilómetros desde Santa Rosa hasta Barquisimeto, capital del Estado. Con el pasar del tiempo se ha convertido en la más multitudinaria de Venezuela y la segunda mayor de Hispanoamérica, tras la de la Virgen de Guadalupe de Méjico.
La Divina Pastora en su visita 153 a Barquisimeto, recorrerá unos 58 templos incluidos en las tres vicarías y las dos iglesias filiales. Recorrido que tendrá una duración de 80 días en su tránsito por esta Capital.
Los sacrificios que las personas hacen como pago de promesas exceden lo imaginario. Caminan descalzas, se desplazan de rodillas o llevan una cruz a cuestas. Los hombres se turnan para tener el honor de cargar la imagen un rato. Cualquier inmolación es pequeña ante la grandeza de la virgen y el agradecimiento por sus milagros. En la procesión no hay edades ni clases sociales. Todos como iguales unidos por la fe, hacen el recorrido con la misma humildad, con la misma entrega.
Todavía se recuerda cuando Su Santidad el Papa Benedicto XVI bendijo el Rosario de Oro de la Divina Pastora durante una emotiva ceremonia en la cual participaron monseñor Tulio Manuel Chirivella, arzobispo de Barquisimeto, el actual Gobernador (ex alcalde) de la ciudad, Henri Falcón, y su esposa Marielba de Falcón, durante la última audiencia del año 2005 celebrada en Ciudad del Vaticano, en pleno altar de la plaza San Pedro.

Historia
En Sevilla, cerca del año 1703, era costumbre efectuar los rosarios populares en procesión por las calles encabezadas por un cura Capuchino de profunda devoción mariana, de nombre Isidoro de Sevilla. Este cura recibió una revelación en uno de sus sueños, de la imagen de una divina Pastora.
Este, salió Días después en busca de su hermano para que lo acompañase a una diligencia, así como para que le pagara una obra que deseaba contratar al renombrado artista Miguel Alonso de Tovar de la Escuela Pictórica Sevillana al cual le da una descripción detallada de su visión: “En el centro y bajo la sombra de un árbol, la virgen santísima sedente en una peña, irradiando de su rostro divino amor y ternura. La túnica roja, pero cubierto el busto hasta las rodillas, de blanco pellico ceñido a la cintura. Un manto azul, terciado al hombro izquierdo, envolverá el entorno de su cuerpo, y hacia el derecho en las espaldas, llevará el sombrero pastoril y junto a la diestra aparecerá el báculo de su poderío. En la mano izquierda sostendrá al niño y posará la mano derecha sobre un cordero que se acoge a su regazo. Algunas ovejas rodearán la Virgen, formando su rebaño y todas en sus boquitas llevarán sendas rosas, simbólicas del Ave María con que la veneran…”
Dos meses después, el artista Miguel Alonso de Tovar culmina la pintura en lienzo de la “Divina Pastora de Almas” de acuerdo a las indicaciones suministradas por el Capuchino padre Isidoro.

Primera Aparición
El 08 de Septiembre de 1.703, durante la fiesta de La Natividad de la Virgen, el Padre Isidoro, aprovechando la procesión del rosario de la tarde, saca el lienzo en su estandarte realzado con una guirnalda de flores y cintas.
Ese día la Divina Pastora salió de la iglesia de San Gil, presidida por una cruz alumbrada por faroles y dos filas de hombres que marchaban al paso, mientras el clero la rodeaba, dejándose escuchar las sentidas notas de los músicos quienes detrás la seguían al igual que el coro de las mujeres. La procesión llegaría hasta la Alameda de Hércules entre una gran multitud a la que, dirige la palabra el Fraile Isidoro desde lo alto de un taburete entre las dos columnas de un monumento, dando a conocer la doctrina del Pastorado de la Virgen.

Primera Escultura
Fue el catedrático del Arte de la Universidad de Sevilla, Francisco Antonio Gijón, conocido como uno de los máximos escultores Sevillanos dentro del arte barroco, quien esculpió la primera imagen tamaño natural de la Divina Pastora.

Primer traje de la imagen
Esta primera imagen de la Divina Pastora fue trajeada por monjas del Convento de la Encarnación, quienes la vistieron con un traje de Pastora siguiendo la descripción del Padre Isidoro.
Finalmente en Octubre de 1.705 la imagen de la Divina Pastora, es llevada a su primera procesión dentro de una gran solemnidad hasta la iglesia parroquial de Santa Marina, que para el momento constituía la novena sede de la “Primitiva Hermandad del Rebaño de María” De allí en adelante ha sido infinita la propagación de esta advocación mariana.

Resumen
Un Padre Capuchino de nombre Fray Isidoro de Sevilla tuvo la inspiración divina por cuya autoría intelectual se concibe la imagen de la Divina Pastora descriptivamente, un reputado Pintor de la Escuela Sevillana, Miguel Alonso de Tovar mediante el trazo y su intelecto lleva al lienzo la venerada imagen, la misma que utilizaría Francisco Antonio Gijón, para através de la talla, patentizarla anatómicamente tamaño natural, la cual fue cuidadosamente vestida con un fino y sencillo traje de Pastora, confeccionado por las mojas del convento de la encarnación… Así nació la Divina Pastora.
En lo que respecta a Venezuela siendo Barquisimeto En 1790, un caserío apacible con mas templos que fieles y Santa Rosa del Cerrito una iglesia con algunas casas alrededor; La adoración por la Divina Pastora motiva al Párroco de la Iglesia Concepción de Barquisimeto a encargar una imagen de la Virgen a España; al mismo tiempo el Párroco de Santa Rosa solicita una imagen de la Inmaculada Concepción para su parroquia.
Por equivocación los cajones donde venían las imágenes se confundieron y fue enviada a Santa Rosa la imagen de la Divina Pastora, al enterarse del error el Párroco ordenó cerraran el cajón y encomendó a unos indios para que lo llevaran a la Iglesia de La Concepción en Barquisimeto.
Al tratar éstos de levantar el cajón se puso inexplicablemente tan pesado que nadie lo podía alzar; al llegar los hechos a oídos del Párroco de la Concepción (destino real de la imagen) este se convenció de que por deseo de la Santísima Virgen en la advocación de la Divina Pastora debería permanecer y ser venerada en Santa Rosa.
La imagen de la Divina Pastora llegó a Santa Rosa, Barquisimeto entre 1715 y 1724,  pero la procesión de la Virgen a Barquisimeto se inició en 1856, cuando una epidemia de cólera atacó a la población.

Sebastián Bernal, párroco de Santa Rosa del Cerrito durante un poco más de medio siglo (1736-1794), tuvo un fervor tan especial por la Divina Pastora que no sólo dispuso de su fortuna personal para cubrir gastos de vestuario y joyas que embellecieran la imagen, sino que antes de fallecer le hizo legado testamentario de buena parte de sus bienes (Archivo Arzobispal de Caracas 1794).  Se considera a este sacerdote como el impulsor de una devoción que aunque existente, era incipiente.
Una prueba de acción milagrosa fue la del terremoto de 1812.
Aquel desastre natural no dejó en pie ninguna pared de bahareque en la comarca, hasta el techo de la iglesia de Santa Rosa se cayó, pero la imagen quedo en pie, impertérrita, sin un solo rasguño, aunque emparamada por efectos del aguacero que no dejó de caer aquel día sobre las ruinas.

Otro hecho milagroso que aún se recuerda, fue lo ocurrido con el Padre Yépez el 14 de Enero de 1856, esta fue la señal definitiva para la total devoción a la Santa Patrona.
A mediados del siglo XIX este acontecimiento le dio tal impulso a esa devoción incipiente que desde ese entonces y hasta el presente, la imagen, convertida en Patrona de Barquisimeto, ha sido objeto de una devoción popular entusiasta y creciente. Ese episodio histórico conjugó dos protagonistas: una epidemia de cólera y la figura del sacerdote José Macario Yépez quien era párroco de la iglesia más importante de Barquisimeto.
El cólera entró a Venezuela por la costa oriental en 1854, y se extendió al interior del país llegando a Barquisimeto en diciembre de 1855 causando grandes estragos (Rodríguez Rivero 1929). Era costumbre hacer rogativas a los santos para contrarrestar las epidemias, y el 14 de enero de 1856, el padre Yépez hizo un llamado para realizar una rogativa con varias imágenes de reconocida devoción entre la feligresía en un sitio escogido en las afueras de la ciudad. La imagen de la Divina Pastora fue llevada en hombros, por un camino de recuas y tierra, desde la iglesia de Santa Rosa del Cerrito. Cuentan que ese día, el pueblo, agobiado por el sufrimiento, acudió masivamente a pedir con sus oraciones el cese de la epidemia. Las plegarias, el himno a María cantado por la multitud, los estandartes en las calles, las imágenes de los santos domésticos colocados en la puerta de las casas, eran premonitorios de un hecho pleno de trascendencia. La gente que acudía a la misa oficiada por el padre Yépez buscando la gracia y el consuelo divino para superar momentos tan difíciles, fue testigo de lo ocurrido. El sacerdote, elocuente en su prédica, pugnaz porque defendió públicamente los bienes de la iglesia antagonizando al gobierno de la época, erudito e indoblegable en sus principios, polémico escritor y periodista que luchó vigorosamente contra el liberalismo, ese día, llevado por la vehemencia que lo caracterizaba, se puso de rodillas y en un impulso de caridad cristiana para que la epidemia cesara, ofreció su vida a la imagen de la Divina Pastora pidiéndole que él fuera la última víctima del cólera; he aqui sus palabras, “
Virgen Santísima, Divina Pastora ¡En aras de la justicia divina, por el bien y salvación de este pueblo, te ofrezco mi vida. ¡Madre mía, Divina Pastora! Por los dolores que experimentó tu corazón cuando recibiste en tus brazos el cadáver de tu divino hijo al ser bajado de la cruz, te suplico, madre mía, que salves a este pueblo. ¡Que sea yo la última víctima del cólera!”..
Este sacrificio quedó para siempre en la memoria de la ciudad. Dicen que la epidemia mermó.  Según la tradición transmitida de padres a hijos en Barquisimeto, desde aquel 14 de enero cesó como epidemia el cólera en la ciudad y sólo fueron presentándose casos aislados, entre los cuales se señaló como uno de los últimos el del padre Yépez, quien enfermó de ese mal a comienzos del mes de junio de 1856, que degeneró en tifus, falleciendo el día 16 de ese mismo mes y año y de ahí en adelante los Barquisimetanos pudieron respirar tranquilos.
El Presbítero Dr. José María Raldiriz quien habia servido en esta parroquia de Santa Rosa durante 15 años, fue quien, después de la muerte del Padre Macario, en su cualidad de vicario foráneo de Barquisimeto, como un testimonio de perenne gratitud a la Divina Pastora,  dispuso que su imagen fuera llevada a la ciudad de Barquisimeto todos los años el día 14 de enero. Entonces es cuando tiene comienzo una de las más fervorosas festividades religiosas y populares que existen en nuestro país. Cada año en esta fecha una promesa colectiva conmemora el milagro de la Divina Pastora. Ese día, la imagen, convertida por ese acontecimiento extraordinario en Patrona, es llevada por una multitud nunca vista en procesión alguna en el territorio nacional, desde la iglesia de Santa Rosa, situada al este de la metropoli, hasta la Catedral por avenidas y calles repletas de gente que asiste a cumplir una promesa, que renueva cada año como una tradición de Fe incuestionable.
En Caracas existe la adoración de esta Virgen desde 1745 cuando se construyó en la Parroquia de la Pastora un hermoso templo dedicado a venerarla.

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