4 de febrero de 2010

Notas exegéticas


Notas exegéticas
MISA DOMINICAL 7 de febrero, 2010
V DOMINGO ORDINARIO Ciclo C



1ª lectura: Isaías 6,1-2.3-8

"La llamada profética de Isaías ocurre en el Templo de Jerusalén, probablemente durante una liturgia solemne. Es "el año de la muerte del rey Ozías" (v. 1). La escena se abre con un himno cantado por los ministros de la corte celestial: "Santo, santo, santo, es el Señor, Dios de los ejércitos" (v. 3a). El himno celebra la trascendencia y la perfección de Dios. A continuación se añade: "su gloria llena toda la tierra" (v. 3b). La gloria de Dios se hace visible en las obras de la creación y en sus actuaciones en la historia.

Isaías descubre su pequeñez y los límites de su humanidad. Es un hombre "de labios impuros" que habita "en medio de un pueblo de labios impuros" (v. 6). Por eso exclama delante de la grandiosa presencia del Dios Santo: "¡Ay de mí!, estoy perdido" (v. 5a). La frase en hebreo puede significar: "estoy inmóvil, paralizado" o "me he quedado como mudo". Las palabras del profeta aluden en ambos casos a una especie de muerte. Se ha quedado inmóvil y mudo como un cadáver. La Santidad de Dios le ha hecho experimentar, casi al límite de la muerte, su impureza y su condición humana precaria y fugaz.

Si Dios no interviene, el profeta puede quedar sumido en la muerte. Uno de los serafines se acerca y le toca los labios con una brasa ardiente, purificándolo (vv. 6-7). Dios le hace pasar de la parálisis y la mudez de la muerte a la vida, convirtiéndolo en un hombre nuevo, capaz de anunciar la palabra de Dios. Ahora Isaías no se pertenece a sí mismo: "Aquí estoy, Señor, envíame" (v. 8b). Esta frase no pone de manifiesto solamente la disponibilidad de Isaías, sino también la capacidad que ahora posee para escuchar a Dios y ser enviado a proclamar su Palabra. *

2ª lectura: 1 Corintios 15, 1-11 Con esta confesión de fe, Pablo intenta demostrar que su testimonio personal y su obra evangelizadora concuerdan con la tradición apostólica (v. 3). El contenido de su predicación lo sintetiza citando un fragmento del primer credo cristiano, centrado en el misterio pascual de Cristo, iluminado por las Escrituras y experimentado personal- mente por tantos creyentes (vv. 3-8). El misterio de su llama- da lo expresa desde la doble vertiente de toda vocación: la iniciativa divina y la libre adhesión humana (v. 10).

3ª lectura: Lucas 5, 1-11

La llamada de los primeros discípulos en Lucas ocurre después que Jesús ha iniciado su ministerio público. El hilo conductor del relato es el tema de la Palabra. Al inicio dice que la gente se agolpaba en tomo suyo para "oír la palabra de Dios" que Jesús predicaba a la orilla del lago (v. 1); en el centro de la narración, Simón echa las redes en obediencia a la palabra de Jesús: "Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada; pero confiado en tu palabra, echaré las redes" (v. 5); al final resuena la palabra de Jesús que convoca e invita a la misión (v. 10: "No temas; desde ahora serás pescador de hombres"). Al inicio la Palabra es anuncio y enseñanza; en el centro es fuerza y poder eficaz; al final, es llamada que invita a la misión y que fundamenta la vocación de los pri- meros discípulos.

Después que termina de hablar a la gente, Jesús le pide a Simón que reme hacia dentro del lago y eche las redes para pescar (v. 4). Pedro opone una primera resistencia; sin embargo, al final se fía de la palabra de Jesús, a quien llama epistatés, que no significa exactamente "maestro", sino que designa a alguien que tiene autoridad, que es de fiar (v, 5). Para Simón, Jesús es alguien de fiar; por eso antepone la confianza en él a cualquier otra evidencia fundada en la realidad o en la propia experiencia.

Ocurre una pesca extraordinaria. Y Simón reacciona atemorizado (v. 8). Ahora Jesús no es simplemente un epistatés, alguien de fiar, sino el kyrios, el Señor. Simón ha descubierto que la palabra de Jesús es poderosa y eficaz: ha intuido que en Jesús está presente la fuerza y el misterio de la divinidad. Por eso se postra y se reconoce pecador.

Junto a Simón aparecen al final del relato Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran socios suyos. Jesús los invita a superar el miedo y los prepara a la misión. El término griego utilizado por Lucas y que se traduce por "pescador" es el participio del verbo zogreo, que ordinariamente significa conservar vivo un animal después de agarrarlo. Probablemente el texto quiere describir lo que es la misión cristiana: llevar a los hombres a la vida verdadera. Ser "pescador de hombres" es ser "constructor de hombres". es consagrar la existencia al servicio de la vida de los hombres.

+ Mons. SILVIO JOSÉ BÁEZ

No hay comentarios:

Publicar un comentario