24 de abril de 2010

Homilia del P. Jesús


DOMINGO IV DE PASCUA
Ciclo C Domingo del Pastor

Este domingo IV del tiempo de pascua ha sido llamado ‘’domingo del buen Pastor”. Nos recuerda que Jesucristo resucitado está presente en su Iglesia también a través de los pastores de la misma. Ellos le “representan”, le hacen presente. Al entrar en contacto con un sacerdote o un obispo, entro en contacto con Jesús. No significa esto, por supuesto, que todo lo que haga el sacerdote o el obispo sea bueno o que todo lo que digan sea palabra de Dios; habrá que distinguir las diversas situaciones o actuaciones de los pastores. Pero es verdad: la fe me lleva a ver en cualquier ministro ordenado al Buen Pastor y tener un encuentro personal con Él.

“Mis ovejas escuchan mi voz”

Por supuesto, Jesús es el único Pastor de su pueblo. Sus ovejas escuchan su voz. Por tanto, para escucharle, para poder oír su voz, lo primero de todo, hay que ser de los suyos. Si no acepto plenamente a Jesús como mi Señor no sentiré la necesidad de escuchar su voz. ¿Dónde y cómo escuchar al Buen Pastor? Por supuesto en su evangelio. También en los pastores de la Iglesia: en los grandes documentos del Papa y los obispos, en las disposiciones pastorales de nuestros obispos, en las oportunas orientaciones del párroco, en la predicación fervorosa e inspirada de tantos sacerdotes y diáconos de la Iglesia. A quien recibe con fe esas enseñanzas, Cristo Buen Pastor le habla. También el buen Pastor nos habla a través de las cosas que pasan, de los acontecimientos que suceden en nuestra vida; hay que aprender a discernirlos.

“Yo las conozco”

Esta palabra del Señor nos da un gran consuelo. El nos conoce. Me conoce personalmente. Con un conocimiento lleno de amor. Sabe quién soy, cómo soy, en qué situación me encuentro. Me comprende perfectamente. Sentirse conocido y amado por Jesús da paz, tranquilidad, confianza. Ahora bien, se necesita una fe profunda para creer que esto es así. La búsqueda de tantos desahogos con cualquiera, a veces en forma de murmuración o juicio, indica que no nos creemos de verdad esto. ¿A dónde recurres en primer lugar cuando te sientes mal? ¿Buscas tu refugio, tu fortaleza, el ámbito de desahogo primero y más eficaz, en el diálogo sincero con Jesús, es decir, en la oración? ¿Buscas en sus ministros esa presencia del Buen Pastor que te comprende, te aconseja y va sanando tus heridas?

“Ellas me siguen y yo les doy la vida eterna”

Al Buen Pastor no sólo se le escucha y se le habla de la propia vida. Al Buen Pastor se le sigue. El seguimiento de Cristo resume toda la vida la vida cristiana. Ser cristiano no es primeramente seguir unas ideas, unas doctrinas, una ética o unas ceremonias litúrgicas, sino ir tras una Persona: Jesucristo, vivir una amistad profunda con Él y seguir sus pasos. Quienes le siguen encuentran vida, vida abundante, vida eterna, es decir, una vida de calidad divina. También esta vida eterna nos la da ahora a través de sus ministros, no únicamente, pero sí especialmente a través de ellos. En la predicación, en la orientación personal, en los sacramentos sobre todo.

El testimonio suscita vocaciones (Benedicto XVI)

Jesús sigue llamando con un llamado especial a muchos para que le hagan presente en la Iglesia y en el mundo como Buen Pastor. Desde hace 47 años se celebra este domingo la Jornada de oración por las vocaciones. El Papa nos dice en el mensaje de este año: “El testimonio personal, hecho de elecciones existenciales y concretas, animará a los jóvenes a tomar decisiones comprometidas que determinen su futuro. Para ayudarles es necesario el arte del encuentro y del diálogo capaz de iluminarles y acompañarles, a través sobre todo de la ejemplaridad de la existencia vivida como vocación. Así lo hizo el Santo Cura de Ars, el cual, siempre en contacto con sus parroquianos, "enseñaba, sobre todo, con el testimonio de su vida. De su ejemplo aprendían los fieles a orar" (Carta para la convocación del Año Sacerdotal, 16 junio 2009).
Padre Jesús Hermosilla

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