11 de noviembre de 2010

Seminario. Abrazo en Familia

HOMILÍA DE MONSEÑOR ANTONIO JOSÉ LÓPEZ CASTILLO CON OCASIÓN DEL ABRAZO EN FAMILIA

Seminario Divina Pastora, Barquisimeto, Edo. Lara 06 de noviembre de 2010.

Monseñor Antonio J. López C. ha presidido la Misa, realizada a las 11’30 a.m., con ocasión de la celebración del Abrazo en Familia en el Seminario Divina Pastora. Concelebraron los padres formadores: Pbro. Juan C. Guevara, Pbro. Edgar R. Torres, Pbro. Israel y Pbro. Mons. Gerardo Nava y el Pbro. Rafael Chávez, que se hizo presente en la Eucaristía para acompañar a uno de los seminaristas de su parroquia que iba a recibir la imposición de sotana.

Monseñor Antonio quiso empezar dirigiendo su saludo a los padres formadores como una expresión de reconocimiento a su trabajo que constituye un muy importante servicio eclesial, ya que “allí se forman los futuros pastores de nuestra amada arquidiócesis de Barquisimeto” A los seminaristas, por otra parte, les dijo que desea que “su paso por el seminario sea un paso de verdadera formación, de verdadera madurez […] que realmente valoren siempre lo que el seminario significa para sus vidas” A los familiares de los seminaristas presentes en la Eucaristía les animó a que “sigan apoyando a la llamada en la fe que el Señor ha hecho a uno de sus miembros al sacerdocio ministerial” Finalmente, dirigió un saludo a los miembros de la pastoral familiar (que habían colaborado en la organización del evento del abrazo en familia en el seminario) una pastoral “que va luchando, que va delante, que tiene mil obstáculos pero que está prestando un servicio extraordinario de acompañamiento a todas las familias, desde las parroquias y vicarías”

Partiendo del Evangelio leído sobre la Sagrada Familia de Nazareth (Cfr. Lc 2,41-52) Monseñor Antonio resaltó los siguientes puntos: La subida a Jerusalén de Jesús, María y José es una invitación a “todas nuestras familias, y sobre todo la de nuestros queridos seminaristas, para que se reúnan en su casa a orar, se reúnan los domingos para alimentar su fe desde la Santa Eucaristía” de ahí que Monseñor también exclamara “¡Qué importante es reunirse y animarse para conversar y dialogar […] para reflexionar y tomar algunas decisiones a nivel de familia”

La búsqueda de Jesús perdido y hallado en el templo también es sugerente, ya que “pasaron tres días sin saber nada sobre el niño, sin saber si estaba comiendo o no, donde estaba durmiendo, qué estaba haciendo, si se había ido con otro miembro u otro familiar presente en la caravana, ¡imagínense la angustia de aquellos padres!” al fin, al encontrarlo en el Templo discutiendo con los doctores de la ley “María le llama la atención como mamá […] le reclama ¿por qué has hecho esto? … y se lo llevan”, por eso, el texto dice que “Jesús estaba sujeto, estaba bajo la autoridad de su madre y de su padre adoptivo”

De esta manera, aquella familia que se había dispersado se vuelve a reunir y vuelven otra vez a Nazareth, donde ellos vivían y así continúan su trabajo diario, pues, señaló “no creamos que los Ángeles le hacían la comida a María, ni que los Arcángeles barrían la casa, ni que los Tronos y Dominaciones le lavaban la ropa, no, era María la que hacía la comida, la que trabajaba en el hogar, la que lavaba la ropa, la que limpiaba la casa […] José trabajaba como carpintero en su taller para sostener la familia y vivir dignamente y los dos enseñaban al niño a comer, a hablar, a caminar, a orar, a conocer la Alianza; era una familia que vivía en un amor y comprensión muy grande, en un diálogo constante, en una unión y reconciliación permanente, en convivencia de amistad, de cariño y de confianza, y en donde además de estar presente en Cristo el Hijo de Dios, se le daba un espacio a la oración, a la lectura de la Palabra, a las peticiones por el mundo entero” De esta manera, “La familia de Nazareth es un ejemplo muy hermoso, aunque con característica muy propias, para cualquier convivencia familiar”

En la primera lectura tomada del apóstol San Pablo se leyó el pasaje que dice que Dios envió a su Hijo nacido de una mujer (Cfr. Gal 4,4), al respecto, dijo Monseñor “pudo haber otra forma, sin embargo Él escogió que Jesús, el Mesías, naciera de una mujer, y viviera en un hogar, en una familia […] por eso yo soy muy proclive a que la familia sea el primer seminario, la primera parroquia, el primer liceo, la primera universidad” De aquí concluyó que “tenemos que respetar en el niño y el adolescente lo que significa la formación en familia”

El Arzobispo felicitó a los familiares de los seminaristas “por el respeto a la llamada al sacerdocio de uno de sus hijos” ya que “en el mundo lo que se piensa es en aquello que de poder, que de dinero y que de placer […] y, en cambio, el seminarista está llamado a ser precisamente el educador y santificador en la fe, lo más importante después de la vida”, ya que “el mundo busca el sentido de la vida, el mundo busca a Dios, porque si no se siente perdido y fracasado”

También felicitó a la pastoral familiar en todas sus dimensiones (el movimiento familiar cristiano, encuentro de Hijos en Cristo, los grupos prematrimoniales), ya que “es necesario que los laicos asuman su vocación […] y, de manera especial, que haya parejas que hagan acompañamiento a tantas familias que lo necesitan”

Haciendo referencia al documento del Concilio Plenario de Venezuela sobre la familia (“Iglesia y Familia, presente y futuro”), el Arzobispo habló sobre la necesidad que tenemos de aplicarlo, ya que “nuestro pueblo no está suficientemente evangelizado”, al respecto recordó, la propuesta de la Nueva Evangelización lanzado ya por Juan Pablo II y dijo que “Tenemos que hacer un esfuerzo de llevar el Concilio Plenario, que es el Concilio Vaticano II aplicado a Venezuela” a los seminaristas, en concreto, les dijo que “ pensasen ya en el proyecto de renovación pastoral en espiritualidad de comunión” y en que “hay que sectorizar todas las parroquias lo más que se pueda, ya que la salvación no es para un grupito de personas sino para todos” y a las familias que “hay que fortificar la presencia de los padres en el hogar y que hay que trabajar por formar parejas y crear conciencia de familia en los niños”

Sobre el lema del Abrazo en familia de este año señaló “que este abrazo en familia se de todo los día y que trabajemos para que las familias se quieran y no se odien, que la familia se abra (como lo dice el lema del abrazo en familia de este año) al diálogo y a la reconciliación, que aprendan a resolver sus problemas en la conversación, en el cariño, en la comprensión, en la oración, en la palabra”

También recordó el documento del Concilio Plenario de Venezuela sobre los laicos (“El Laico católico: Fermento del Reino de Dios en Venezuela”) y les dijo a los familiares de los seminaristas que ellos, como laicos que son, “deben dar a entender su dimensión de bautizado y de hombres y mujeres de Iglesia y que tienen la misión de transformar (desde Dios) las realidades temporales: el mundo, la ciencia, la tecnología, la cultura,…”

El arzobispo terminó la homilía con la siguiente invocación a la Sagrada Familia:

¡Sagrada Familia, enséñanos a Creer!

¡Sagrada Familia, enséñanos a dialogar!

¡Sagrada Familia, enséñanos a reconciliarnos!

¡Sagrada Familia, enséñanos a esperar!

¡Sagrada Familia, enséñanos a amar!

Reseña presentada por: Sem. Jesús Alejos (3º de Teología)

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