24 de julio de 2010

“Señor Enséñanos a Orar”



Notas Pastorales
Homilia de Mons. Antonio Jose
en el Décimo Séptimo Domingo de Tiempo Ordinario /C

“Señor Enséñanos a Orar”


Los discípulos al ver orar a su Maestro, se sienten invitados a hacerlo; por ello, le piden encarecidamente que les enseñe a orar, a comunicarse con el Padre Celestial.

Los seguidores de Jesús, le veían orando con profundidad, vivencia y constancia. Esa fue su primera escuela de oración.

Él quiso que sus discípulos siguieran su ejemplo. Para nosotros seguidores de Cristo es muy importante caer en cuenta de la importancia de la oración, diariamente.

Pero eso si, hecha con gusto, con calma, con conciencia de lo que se hace, es decir hablar y escuchar a Dios.

Así pues, cómo ayuda empezar el día, con un rato de oración para darle gracias al Señor por la noche que culmino, y por el día que se inicia, a fin de ofrendarle las alegrías, preocupaciones y luchas del nuevo amanecer, para que todos tratemos de hacer lo mejor posible, de acuerdo a los principios de nuestra fe católica.

Es tan importante pedirle al Espíritu Santo nos ilumine en todo lo que pensemos y hagamos. Que bonito es ofrecerle a Dios y agradecerle los alimentos de cada día.

Cómo cuenta en forma positiva el ofrecerle al Padre, el trabajo, el estudio, el esfuerzo, de cada día; y de regreso al hogar, rezar en la casa alguna plegaria; ojalá y se pudiera, como lo hacen algunas familias rezar el Rosario. Ofrecerle el descanso, a fin de que sea reparador.

Y dentro de ese espíritu, cuánto bien hace la Santa Misa a todos como la gran oración.
La Santa Misa Dominical como la gran plegaria, hace un bien inmenso al creyente, a la familia, a la comunidad.

La Misa Dominical y entre semana, para quienes sea posible, es un alimento excelente, es un oasis, es un remanso espiritual.

La Santa Misa participada, vivida, sentida, es un ungüento espiritual que renueva hasta la vida eterna.

Procuremos, pues, saborear despacio, con gusto, esa gran oración del Padrenuestro, donde pedimos por tantas necesidades, temporales y espirituales.

Hagamos lo mismo con el Dios te Salve María” en donde veneremos a María, bendita entre todas las mujeres, e imploremos su intercesión en todos los momentos de la vida.

Hoy, pues, Cristo nos dice: “Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen a la puerta y se les abrirá” (Mateo 7,7)

Mons. Antonio José López Castillo
Arzobispo de Barquisimeto

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